sábado, 2 de novembro de 2013

Luis Marré, Poemas.

TESTO
Que tú seas completo
- no te falte
cabeza.
Y que tu corazón no sustituya
a tu cabeza.
Que el sol sin veladura llegue
hasta tu corazón
y rebrille en tus ojos
su luz completa.
Que seas, hijo mío,
la reunión amorosa de mis miembros
y mi cabeza se alce sobre el río
de fuego
que la arrebata
para mirar la tierra por tus ojos.

PEQUEÑA CANCIÓN DIURNA
Para Minerva Salado
Voy a hablar de la dicha
no de sueños ni cábalas.
Voy a hablar de la dicha
- perdona si no dejo
a un lado mi tarea.
Voy a hablar de la dicha
Más que discurso es canto
de labor:
óyeme
mirándome a las manos.

LIEBESLIEDER
Para Marta
I
No sé
cómo tenerte
no sé ser rico
Enséñame
a llevarte
acostúmbrame
a ser rey a gobernar
tus caudales
y a olvidar la miseria
Tesoro:
estoy deslumbrado
Deja que me acostumbre a tu esplendor.
II
No es agosto
es mi aliento
no son los días
es mi mano
quien te enciende la cara
quien te lleva hacia el alto mediodía.
III
No te lo había dicho
tesoro
la felicidad tiene peso físico
-y qué dulce
tesoro mío-:
el de tu cabeza sobre mi hombro.

CANCIÓN
Compañero, tus ojos
no pueden ser cerrados.
Que tu veas el sol
sin nubes, si yo caigo.
Compañero, mi madre
no ha de perder su patio.
Que no le falten rosas
ni albahaca, si yo caigo.
Compañero, el fusil
no temblará en tus manos.
Que no se quede mudo
mi fusil, si yo caigo.

EN EL PASEO DEL PRADO
para Félix Contreras
Éramos cuatro jóvenes poetas
descontentos.
En este mismo sitio,
bajo estos mismos álamos,
nos reuníamos.
Uno
tenía vocación de médium
y soñaba con verle aquello a Isis
-su celestina era
Madame Blavatsky.
Otro miraba de manera que
no se notara
su ojo estrávico.
El tercero no sabía
si su vos era la de una flauta
náhuatl o árabe.
Y el cuarto era yo,
siempre en otra parte
rezagado y pendiente
del ómnibus de medianoche.
Hoy estamos
más o menos contentos
Uno
ya está muerto,
es decir,
ya goza de la desnudez de Isis
-puro huecito.
Otro lleva espejuelos calobares.
El tercero trastea la bandurria
con gran éxito-hasta canta puntos.
Y el cuarto soy yo.
Me he quedado atrás.
En el mismo lugar
donde hace quince años nos reuníamos
un joven poeta
está leyéndome
sus versos.
Y esta vez he perdido
el ómnibus de media noche.

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